Hola a todos y todas desde el Chad, esperamos que sigáis bien, muchas gracias por vuestras noticias, las recibimos con mucha ilusión.
Este es un correo un poco diferente a otros en los que os contamos cómo es esto, lo que hacemos y vivimos; ya lo veréis.
Varios de vosotros nos habéis transmitido vuestras ganas de colaborar, de ayudar en algunas de las realidades de necesidad que estamos encontrando. Sabemos que familiares, amigos y vuestras familias, compañeros de trabajo, etc. queréis colaborar económicamente con alguna causa. Aquí en cuanto sales de casa te encuentras con “causas”.
Con este correo no queremos suscitar malas conciencias ni sentimientos de obligación de “ser buenos”, cada uno sabe cómo de achuchada tiene la vida. De hecho, sabemos en concreto de vuestras hipotecas, vuestras obligaciones como padres, los gastos… El que no tenía pensado colaborar que no siga leyendo y pase directamente al final del mensaje: donde pone “besos…” (es broma)
Sólo queremos plantearos una opción para encauzar vuestra generosidad y, va a ser una muy buena opción, ya lo veréis.
Como sabéis yo, Beatriz, estoy trabajando en un Hospital que se llama Maingará. Allí tenemos una veintena de pacientes hospitalizados, llevamos una consulta ambulatoria de enfermedades crónicas, atendemos urgencias y repartimos fármacos antirretrovirales (los del SIDA).
Efectivamente, en el Hospital sobretodo atendemos pacientes con SIDA ya que, dada la prevalencia de la enfermedad, la atención integral a los pacientes, y el buen hacer del personal, el Hospital se ha convertido en el centro de referencia de SIDA en la ciudad.
Uno de los temas que más trabajamos es la educación para la salud y la prevención de la transmisión.
Son varias las formas de transmitir la enfermedad: a través del contacto con la sangre, por vía sexual y de madre a hijo.
Se estima que 15.000 personas se contagian cada día, entre ellos, 1.700 son niños menores de 15 años y el 95% viven en países subdesarrollados. Entre 1/3 y 2/3 de los contagios madre-niño, se pueden evitar aplicando programas de “Prevención de Transmisión Materno-Infantil”.
Dentro de esto programas, cuando una mujer seropositiva se queda embarazada, debe tomar fármacos al final del embarazo, dar a luz en un Hospital, dar un tratamiento inicial al niño y sobretodo evitar la lactancia materna.
Aquí surge un problema, puesto que en un país tan pobre, la leche materna garantiza la alimentación del niño durante sus primeros meses, sin suponer un coste adicional para la economía familiar. Así pues para que una madre no amamante a su hijo, y así disminuir el riesgo de transmisión de la enfermedad, se le debe ofrecer una alternativa a la lactancia materna.
Desde hace 3 años, en el Hospital se ha creado un programa de Prevención de Transmisión Materno-Infantil (PTME) que trata de disminuir la tasa de contagio de niños nacidos de madres seropositivas. Dentro del programa, hacemos ecografías, preparamos a la pareja para el parto hospitalario, damos fármacos y repartimos leche en polvo al recién nacido hasta la edad de 6 meses.
En cuanto a los fármacos, el abastecimiento está más o menos asegurado gracias a las ayudas “oficiales”.
Otra cuestión es la leche, ya que supone una gran cantidad y un gran gasto dentro del programa, hablemos de números para que os hagáis una idea.
Durante los primeros cuatro meses de vida, el niño se alimenta únicamente de leche de iniciación; entre los cuatro y seis meses, se introducen productos locales como mijo, pasta de cacahuete o sorgo, en combinación con leche de adulto.
A partir de los seis meses se considera que puede alimentarse con estos productos, y dado el coste de la lactancia artificial, se deja de repartir leche dentro del programa.
Una caja de leche cuesta unos 3.800 francos cefas (unos 5,8 euros), con 4 cajas se alimenta a un niño mensualmente, durante los primeros meses. Conforme el niño crece, las necesidades aumentan pero a partir del cuarto mes, al introducir otros alimentos, disminuyen, por lo que aproximadamente con 15.200 francos cefas (23,4 euros) se puede alimentar durante un mes a un niño.
En la actualidad hay unos 70 niños que se benefician de este programa. Constantemente están entrando nuevos niños que nacen y saliendo otros que cumplen 6 meses, lozanos, guapos y SANOS (porque tras un tiempo les hacemos el test). Esto, os lo aseguro, ver que un niño no es seropositivo gracias a una intervención adecuada, es una de las mayores satisfacciones que se puede tener, una alegría enorme, inmensa.
El programa de lactancia no está subvencionado por lo que se puede llevar a cabo gracias a pequeños donativos anónimos y esto es justamente lo que os proponemos.
Pensamos que con no mucho dinero, se puede alimentar a un niño y, poco a poco, con vuestra ayuda, asegurar el programa durante el tiempo que podamos.
Os proponemos hacerlo de la siguiente forma:
1- Hemos abierto una cuenta en la Caja Rural de Navarra cuyo número es
3008 0145 22 1736693324
2- Después de Navidades con este dinero, haremos una trasferencia a través del Banco del Olivo hasta una cuenta de la Procura de la Diócesis de Sarh.
3- Personalmente Rodrigo y yo, entregaremos este dinero al gestor-ecónomo del Hospital, un jesuita italiano, Alberto.
Creemos que la posibilidad de que el dinero llegue directamente hasta nosotros, sin intermediarios es un aliciente.
No queremos abusar de vuestra generosidad (no hace falta que rompáis las huchas de vuestros hijos), sólo animaros y agradeceros vuestro esfuerzo.
Un abrazo:
Rodrigo y Beatriz
Este es un correo un poco diferente a otros en los que os contamos cómo es esto, lo que hacemos y vivimos; ya lo veréis.
Varios de vosotros nos habéis transmitido vuestras ganas de colaborar, de ayudar en algunas de las realidades de necesidad que estamos encontrando. Sabemos que familiares, amigos y vuestras familias, compañeros de trabajo, etc. queréis colaborar económicamente con alguna causa. Aquí en cuanto sales de casa te encuentras con “causas”.
Con este correo no queremos suscitar malas conciencias ni sentimientos de obligación de “ser buenos”, cada uno sabe cómo de achuchada tiene la vida. De hecho, sabemos en concreto de vuestras hipotecas, vuestras obligaciones como padres, los gastos… El que no tenía pensado colaborar que no siga leyendo y pase directamente al final del mensaje: donde pone “besos…” (es broma)
Sólo queremos plantearos una opción para encauzar vuestra generosidad y, va a ser una muy buena opción, ya lo veréis.
Como sabéis yo, Beatriz, estoy trabajando en un Hospital que se llama Maingará. Allí tenemos una veintena de pacientes hospitalizados, llevamos una consulta ambulatoria de enfermedades crónicas, atendemos urgencias y repartimos fármacos antirretrovirales (los del SIDA).
Efectivamente, en el Hospital sobretodo atendemos pacientes con SIDA ya que, dada la prevalencia de la enfermedad, la atención integral a los pacientes, y el buen hacer del personal, el Hospital se ha convertido en el centro de referencia de SIDA en la ciudad.
Uno de los temas que más trabajamos es la educación para la salud y la prevención de la transmisión.
Son varias las formas de transmitir la enfermedad: a través del contacto con la sangre, por vía sexual y de madre a hijo.
Se estima que 15.000 personas se contagian cada día, entre ellos, 1.700 son niños menores de 15 años y el 95% viven en países subdesarrollados. Entre 1/3 y 2/3 de los contagios madre-niño, se pueden evitar aplicando programas de “Prevención de Transmisión Materno-Infantil”.
Dentro de esto programas, cuando una mujer seropositiva se queda embarazada, debe tomar fármacos al final del embarazo, dar a luz en un Hospital, dar un tratamiento inicial al niño y sobretodo evitar la lactancia materna.
Aquí surge un problema, puesto que en un país tan pobre, la leche materna garantiza la alimentación del niño durante sus primeros meses, sin suponer un coste adicional para la economía familiar. Así pues para que una madre no amamante a su hijo, y así disminuir el riesgo de transmisión de la enfermedad, se le debe ofrecer una alternativa a la lactancia materna.
Desde hace 3 años, en el Hospital se ha creado un programa de Prevención de Transmisión Materno-Infantil (PTME) que trata de disminuir la tasa de contagio de niños nacidos de madres seropositivas. Dentro del programa, hacemos ecografías, preparamos a la pareja para el parto hospitalario, damos fármacos y repartimos leche en polvo al recién nacido hasta la edad de 6 meses.
En cuanto a los fármacos, el abastecimiento está más o menos asegurado gracias a las ayudas “oficiales”.
Otra cuestión es la leche, ya que supone una gran cantidad y un gran gasto dentro del programa, hablemos de números para que os hagáis una idea.
Durante los primeros cuatro meses de vida, el niño se alimenta únicamente de leche de iniciación; entre los cuatro y seis meses, se introducen productos locales como mijo, pasta de cacahuete o sorgo, en combinación con leche de adulto.
A partir de los seis meses se considera que puede alimentarse con estos productos, y dado el coste de la lactancia artificial, se deja de repartir leche dentro del programa.
Una caja de leche cuesta unos 3.800 francos cefas (unos 5,8 euros), con 4 cajas se alimenta a un niño mensualmente, durante los primeros meses. Conforme el niño crece, las necesidades aumentan pero a partir del cuarto mes, al introducir otros alimentos, disminuyen, por lo que aproximadamente con 15.200 francos cefas (23,4 euros) se puede alimentar durante un mes a un niño.
En la actualidad hay unos 70 niños que se benefician de este programa. Constantemente están entrando nuevos niños que nacen y saliendo otros que cumplen 6 meses, lozanos, guapos y SANOS (porque tras un tiempo les hacemos el test). Esto, os lo aseguro, ver que un niño no es seropositivo gracias a una intervención adecuada, es una de las mayores satisfacciones que se puede tener, una alegría enorme, inmensa.
El programa de lactancia no está subvencionado por lo que se puede llevar a cabo gracias a pequeños donativos anónimos y esto es justamente lo que os proponemos.
Pensamos que con no mucho dinero, se puede alimentar a un niño y, poco a poco, con vuestra ayuda, asegurar el programa durante el tiempo que podamos.
Os proponemos hacerlo de la siguiente forma:
1- Hemos abierto una cuenta en la Caja Rural de Navarra cuyo número es
3008 0145 22 1736693324
2- Después de Navidades con este dinero, haremos una trasferencia a través del Banco del Olivo hasta una cuenta de la Procura de la Diócesis de Sarh.
3- Personalmente Rodrigo y yo, entregaremos este dinero al gestor-ecónomo del Hospital, un jesuita italiano, Alberto.
Creemos que la posibilidad de que el dinero llegue directamente hasta nosotros, sin intermediarios es un aliciente.
No queremos abusar de vuestra generosidad (no hace falta que rompáis las huchas de vuestros hijos), sólo animaros y agradeceros vuestro esfuerzo.
Un abrazo:
Rodrigo y Beatriz
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