lunes, 10 de diciembre de 2007

DOMUND con los pies descalzos...

Hola a todos, sigue pasando el tiempo…¡y ya hace 2 meses que estamos por aquí! Muchas gracias por los mensajes, nos hace mucha ilusión recibirlos y saber que todos estáis bien por allí.
Por aquí ambos estamos muy bien: sanos y guapísimos, aunque olemos bastante mal y la ropa blanca ya es amarilla-marrón.
Yo, Beatriz, sigo trabajando en el Hospital de Maingará y Rodrigo está en la procura, ayudando al hermano Carlos. Su trabajo se define cada vez más, de hecho, va a asumir varias de las funciones de este hermano cuando éste vuelva a España una larga temporada para cuidar de su madre, a partir de Enero. La diócesis ha puesto a su disposición un profesor de francés y una secretaria (un poco lobona con la que voy a tener una charla un día de estos).
La última semana hemos estado separados, ya que Rodrigo ha ido a Koumra a poner al día las cuentas de los Hermanos; ha sido la primera vez que nos separábamos como “madrimonio”, en fin, lo hemos soportado.

Aquí, el día a día es muy intenso: la vida comunitaria con los Hermanos es todo un descubrimiento en cuanto a compañía, oración, organización…Cada uno de los cuatro tenemos nuestro trabajo: Blaise como profesor, Carlos y Rodrigo en la procura y yo en el Hospital. Las comidas y cenas son momentos de compartir el día, nuestros avances y desazones, las historias de la gente que nos rodea…También nos reímos un montón: el hermano Blaise, gracias a nosotros sabe decir en perfecto español “capullo” o “cojonudo”, y empieza a utilizarlo con bastante soltura y frecuencia (esto ya es más preocupante).
También Rodrigo le está enseñando a tocar la guitarra y yo a hacer tortilla (y a diferenciar “tortilla” de “tortuga”, que no es tan fácil). Las oraciones comunitarias, la preocupación por el bienestar del otro… una gozada.

A partir de enero, cuando el hermano Carlos vuelva a España, Blaise, el hermano chadiano, probablemente vuelva a Koumra donde hay una comunidad con 3 hermanos; es su último año antes de los votos perpetuos y necesita estar cerca de una comunidad de hermanos; así que nos quedaremos Rodrigo y yo solos en Sarh, y por nosotros estupendo porque estamos muy bien.

El trabajo también es intenso ya que nos enfrentamos a carencias económicas, organizativas…Cosas tan sencillas como enviar un paquete, viajar por el país o intentar localizar a alguien son auténticas odiseas: el teléfono funciona cuando quiere, las carreteras sin asfalto por las que está prohibido circular cuando llueve, la policía que hace controles frecuentes para intentar sacar un dinerillo, paquetes que no llegan nunca ... Hay muchas organizaciones de ayuda-apoyo en aspectos sanitarios o educativos que intentan evaluar necesidades, organizar los recursos y planificar la distribución. El problema es que, al final, NO HAY recursos y es realmente frustrante; bueno, no perdamos la esperanza.

Respecto a mi trabajo, yo, Beatriz, intento no hacer comparaciones con Europa, pero me resulta complicado: a veces me dan ganas de montar a todo el mundo en un avión y aterrizar en Noain para solucionar de una vez los problemas de mis pacientes.
Algunos de ellos gastan sus últimos ahorrillos en alquilar una bici para ir a la consulta y, una vez allí, se tiran como pueden y esperan durante ¡hasta 12 horas! para ser vistos (como veis, no sólo hay lista de espera en la Seguridad Social). En esta situación es difícil trabajar con mesura y no perder el norte: dan ganas de repartir comida y abrazos cuando en ocasiones tienes que echar enormes broncas para que la gente haga sus análisis, tome el tratamiento o se ocupe de sus hijos o hermanos (tengo el “corazón partío” como Alejandro Sanz).
Con lo del avión no vamos a bromear porque vaya lío se ha montado con lo de los huérfanos (¿), estad tranquilos, Rodrigo y yo no estamos involucrados, vaya, por si os pregunta la poli, o la Barcina o quién sea.

Bueno, un último detalle para terminar. Resulta que ha sido el Domund, lo hemos recordado en misa y hasta se ha hecho una colecta para los pobres. Cuando estábamos en misa, y veía a mis compañeros de banco, eran todo un poema de flacos, camisetas rotas, niños descalzos…me preguntaba: “¿por quién rezarán cuando el cura nos pide que pidamos por los pobres?”, la verdad es que yo rezaba por ellos y me daba mucho apuro verlos como tales. Me he dado cuenta de que “rezar por los pobres” me provoca compasión hacia ellos y la “compasión”, tal y como yo la concebía me parece bien pero insuficiente, no les dignifica tal y como yo los veía a mi lado…Bueno, ahí queda mi reflexión.

Nada mais, esto es toooodo amigos, esperamos que sigáis todos bien, cada uno en su misión y Dios en la de todos. Un beso:

Rodrigo y Beatriz.

No hay comentarios: