Hola a todos, somos Rodrigo y Beatriz, desde el Chad.
Nos han pedido que os escribamos algo para la campaña del Domund sobre “lo que estamos viendo y viviendo aquí”.
Resulta difícil plasmarlo en unas pocas líneas, ahí va nuestro intento de acercaros esta realidad y cómo la estamos viviendo.
Antes de nada, suponemos que os preguntaréis, ¿pero cómo estos colgados han ido a parar al Chad? Pues bien, desde siempre, ambos teníamos la inquietud de dedicar un tiempo de servicio allí donde pudiésemos ser útiles; un buen día, decidimos apostar por ella y darle forma en un momento especial: nuestro primer año de matrimonio.
Nos ofrecimos a los Hermanos y ellos nos propusieron el Chad.
Así que, con mucha ilusión y gracias a los Hermanos, nos embarcamos en esta aventura.
Aquí, en el Chad, nuestra realidad tiene varias caras.
- Una es la cara de la Riqueza (con mayúsculas): la belleza de un país rico en etnias, lenguas, tradiciones… con ríos gigantes, frutas exóticas y animales de documental de la 2. Mires donde mires es verde exuberante, está acabando la época de lluvias y cada dos o tres días cae todo de una vez. Noches con millones de estrellas, atardeceres increíbles. La elegancia de las mujeres con niños a la espalda y cántaros en la cabeza que parece que no pisan el suelo, la carcajada y el saludo de los niños: “lalé” (hola). Rica también en acogida, en alegría, en franqueza…
- La otra cara no es tan amable; es la cara de la Pobreza (también con mayúsculas), que envuelve la realidad. La falta de recursos que consideramos básicos en nuestro primer mundo, como educación o atención sanitaria, es lo habitual. Los vecinos piden a los Hermanos sacos de mijo o dinero para pagar el colegio o para medicamentos. Dentro de esta situación hay gente trabajando por mejorar, asociaciones de vecinos, grupos de jóvenes que se toman en serio eso de ser cristiano y a pesar de todo intentan crecer. Y los Hermanos maristas, que optan por estar con los que más lo necesitan, las mujeres con Sida, los disminuidos físicos, los presos…
Y nosotros, ¿qué hacemos? Yo, Rodrigo, ayudo a los Hermanos en tareas varias en el centro cultural que dirige el hermano Martín en Koumra. Me ha tocado lijar, pintar, barnizar, bancos para el colegio Jean Paúl II, que también lo lleva el hermano Esteban, y para otro que se llama San Kisito. También me ha tocado hacer viajes con tierra o arreglar baches en la carretera, un poco de todo. Me enfrento con una realidad dura pero gratificante, poner tornillos con un montón de críos alrededor que te quieren echar una mano (que no van al colegio porque no se lo pueden pagar o vete tú a saber por qué), o verles jugar a fútbol descalzos con camisetas de Etoo rotas o a baloncesto (aquí la gente es muy alta) es muy llevadero, además con Martín estás en constante actividad por lo que ando sin parar.
Ahora estamos en Sarh y es donde nos vamos a asentar. Aquí se me abren multitud de posibilidades de trabajo de todo tipo: administrativo, ayudando en el obispado, con los niños de la calle o en un centro cultural que tienen los salesianos… estoy a la espera de que regrese de España el hermano Carlos y sea él quien me ubique. Mientras tanto estoy estudiando francés, hago cosas en casa y estoy preparando algún proyecto para mandar: la mejora de un centro de salud en Koumra, la atención a mujeres con sida, la construcción de unas letrinas y estamos estudiando la posibilidad de llevar Internet al centro cultural. Ocupaciones no me faltan.
Y yo, Beatriz trabajo en un Hospital en Sarh. Después de visitar varios Hospitales y centros de salud, éste nos ha parecido el mejor lugar para trabajar por la necesidad que nos plantearon, su organización y su dedicación al SIDA. No tiene nada que ver con un hospital como los de Pamplona; somos dos médicos y una decena de enfermeros. Para que os hagáis una idea, estamos en la segunda ciudad más importante del país y no hay posibilidad de hacer una simple radiografía
Este trabajo me enfrenta con otra cara, la de la auténtica miseria. Aquí el SIDA es una realidad cotidiana que se expande en un caldo de cultivo propicio, en ocasiones al terminar el día, pienso que todo aquí es SIDA.
Los pacientes ingresados están desnutridos, los niños mueren de paludismo, tuberculosis, no hay acceso a antibióticos… no quiero ser tremendista pero ES ASÍ. Veo como día a día, la pobreza se cobra vidas una detrás de otra.
Ante esto, ¿cómo me siento?, como médico, impotente, poniendo parches. En ocasiones resulta muy doloroso, otras veces miro con esperanza el futuro y sobretodo rezo por los pacientes, rezamos en comunidad.
Como cristiana, ahora pongo cara a los favoritos de Dios, sin duda.
Unos cuantos, con bastante sueño, esperáis que este tostón termine pronto, otros sentís curiosidad, a otros os duele
Ante esto, ¿y yo?, soy un chaval, ¿me tengo que sentir culpable por mis privilegios?, ¿tengo que cambiar de vida? ¿Tengo que llevar la vida de siempre con complejos? O mejor paso
La honestidad, ser buenos cristianos y honrados ciudadanos, desde donde toca estar. FORMARME, hacer bien aquello que se me ha encomendado: ya vale de ser tibios. Todos los talentos, profesiones, virtudes se pueden ofrecer.
Escuchar mis inquietudes por locas que me parezcan y compartirlas: tenemos posibilidades reales de cambiar la realidad.
Discernir: crezco y sigo un proceso en el que estoy constantemente decidiendo ¿qué merece la pena, dónde están las dinámicas que dan vida? Seguir el ejemplo del Evangelio.
El GOZO que supone servir con ilusión en una realidad sedienta
Esto es lo que nos gustaría que fuera la campaña del Domund de este año, algo que os suscite inquietudes, el dinero es algo secundario (aunque necesario), es mejor que os guardéis los cinco euros pero que pongáis vuestra cabeza a pensar.
Con mucho cariño
Beatriz y Rodrigo
PD: Estudiar mucho
Aquí hacéis falta todos.
Si quereis estar en contacto que os den nuestro mail.
martes, 16 de octubre de 2007
El por qué de tomar la decisión de venir un año al Chad.
Buena pregunta “¿por qué dedicar un tiempo a los más necesitados?” mirando hacia atrás, esta decisión no fue fruto de un impulso loco; ha sido el resultado final de una opción pensada, meditada y rezada.
Ambos compartimos una llamada al servicio como una forma de situarnos ante la realidad, ya era así antes de conocernos y, ahora como pareja, forma parte de nuestro proyecto de vida en común, es algo que nos enriquece y nos hace crecer.
Nuestros trabajos como profesor y médico, nos brindan día a día oportunidades de encuentro, cercanía, escucha y apoyo aunque muchas veces resulta difícil superar la mera obligación profesional y hacer del trabajo SERVICIO.
En nuestro caso, el “servicio” tiene que ver con la honestidad personal y profesional, pero es mucho más que eso.
Son la fe, la inmensa gratitud al Padre, el Evangelio como fuerza transformadora de la realidad y el ejemplo en la vida de Jesús, el punto de partida de nuestro servicio.
Y partiendo de esta base y teniendo a los Hermanos cerca, todo lo demás ha venido rodado. Un buen día, nos confesamos el uno al otro que ambos compartíamos la preferencia por los más pobres, los más cercanos a Dios. Fue un momento de apertura y encuentro único.
A partir de ahí decidimos apostar por ello con firmeza como pareja y ofrecernos a los Hermanos para lo que dispusiesen en un momento especial: nuestro primer año de matrimonio.
Bien podríamos estar en Espiral, en Venezuela o Dios sabe donde, pero, mira tú que hemos llegado al Chad.
Ambos somos unos privilegiados porque nuestras familias nos han apoyado, y nuestra situación tanto laboral como económica y familiar nos ha permitido poder dedicar este tiempo.
En fin, por lo que a nosotros respecta: “Dios escribe derecho con renglones torcidos”, y como escribía el hermano Servando, si Él se sirve de nuestra torpeza para construir su Reino, es una prueba más de su Gracia y de su grandeza.
Así que, después de todo, aquí estamos, rodeados, embriagados por una realidad escondida que esperamos poder acercaros.
Nos situamos ante esta nueva etapa con mucha ilusión; esperando ser audaces para llevar presencia y eficacia en nuestras tareas, y mantener la esperanza para obrar como si nuestra misión dependiese de nosotros sabiendo que está en manos de Dios.
Besos desde el Chad:
Rodrigo y Beatriz.
Ambos compartimos una llamada al servicio como una forma de situarnos ante la realidad, ya era así antes de conocernos y, ahora como pareja, forma parte de nuestro proyecto de vida en común, es algo que nos enriquece y nos hace crecer.
Nuestros trabajos como profesor y médico, nos brindan día a día oportunidades de encuentro, cercanía, escucha y apoyo aunque muchas veces resulta difícil superar la mera obligación profesional y hacer del trabajo SERVICIO.
En nuestro caso, el “servicio” tiene que ver con la honestidad personal y profesional, pero es mucho más que eso.
Son la fe, la inmensa gratitud al Padre, el Evangelio como fuerza transformadora de la realidad y el ejemplo en la vida de Jesús, el punto de partida de nuestro servicio.
Y partiendo de esta base y teniendo a los Hermanos cerca, todo lo demás ha venido rodado. Un buen día, nos confesamos el uno al otro que ambos compartíamos la preferencia por los más pobres, los más cercanos a Dios. Fue un momento de apertura y encuentro único.
A partir de ahí decidimos apostar por ello con firmeza como pareja y ofrecernos a los Hermanos para lo que dispusiesen en un momento especial: nuestro primer año de matrimonio.
Bien podríamos estar en Espiral, en Venezuela o Dios sabe donde, pero, mira tú que hemos llegado al Chad.
Ambos somos unos privilegiados porque nuestras familias nos han apoyado, y nuestra situación tanto laboral como económica y familiar nos ha permitido poder dedicar este tiempo.
En fin, por lo que a nosotros respecta: “Dios escribe derecho con renglones torcidos”, y como escribía el hermano Servando, si Él se sirve de nuestra torpeza para construir su Reino, es una prueba más de su Gracia y de su grandeza.
Así que, después de todo, aquí estamos, rodeados, embriagados por una realidad escondida que esperamos poder acercaros.
Nos situamos ante esta nueva etapa con mucha ilusión; esperando ser audaces para llevar presencia y eficacia en nuestras tareas, y mantener la esperanza para obrar como si nuestra misión dependiese de nosotros sabiendo que está en manos de Dios.
Besos desde el Chad:
Rodrigo y Beatriz.
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